Thursday, April 1, 2010

Reflexiones de Semana Santa



Uno de los juicios más dramáticos de la historia se desarrolló cuando el hijo de un carpintero se paró delante de un hijo del glorioso Imperio Romano. Pilato, sorprendido por la denuncia levantada en contra del mismo Rey de Gloria, no llegó a percatarse de la verdadera gloria delante de él, si no que asintió a que el Hijo de Dios sea crucificado como delincuente común, a pesar de que Pilato lo había declarado inocente tres veces de todo cargo .

  • [Pilato] salió otra vez a ver a los judíos. —Yo no encuentro que éste sea culpable de nada —declaró—. (Juan 18:38)
  • Pilato volvió a salir. —Aquí lo tienen —dijo a los judíos—. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada. (Juan 19:4)
  • —Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —replicó Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada. (Juan 19:6)
Cómo puede ser que un gobernador romano, cuya palabra es ley, pueda haber igualmente permitido que alguien, y mucho menos Jesucristo famoso por sus sanidades y por ayudar a los enfermos y a los despreciados, sea crucificado, cuando él mismo acababa de declarar inequívocamente tres veces que no era culpable de nada, es uno de los enigmas más grandes de la historia.

La respuesta a tales circunstancias enigmáticas y desconcertantes se encuentra en las mismas palabras de Jesús: «Entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla.» (Juan 10:17-18)

Cristo entregó su vida para que podamos recibir perdón, redención y vida. Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios. (2 Corintios 5:21) ¡La verdadera redención, misericordia y gracia se encuentran sólo en Él!

(Para aprender más: En este juicio dramático de Jesús delante de Pilato vemos lo desconcertante que es el estado del ser humano: Creado a la imagen de Dios pero tan atado al pecado que debe ser redimido de este estado caído. Por eso es que la cruz es absolutamente necesaria para nuestra salvación, dado a que nuestra depravación es completa. Pero gloria a Dios, Jesús ha venido a pagar el precio para que nosotros podamos ser liberados y recibamos vida--escuche un mensaje que trata este tema a fondo).





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