Monday, November 15, 2010

Ulrich Zwingli y la reforma en Suiza
























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El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó las Noventa y Cinco Tesis en la puerta de la iglesia del castillo de la ciudad de Wittenberg en Alemania. Y así comenzó la Reforma, que rápidamente se difundió por toda Europa, haciendo que multitudes de personas confíen en Cristo y regresen a la verdad de la Biblia.

Martín Lutero dijo: A menos que seamos constantemente bautizados por el Espíritu Santo y fuego, caeremos nuevamente en la incredulidad. Las palabras del gran reformador no podrían ser más veraces hoy. Tantos conocidos míos de hace mucho años que jugaban al cristianismo seguro y advertían en contra de estar demasiado metidos en esas cosas del Espíritu Santo, hoy desgraciadamente no siguen en los caminos del Señor y andan en las cosas del mundo anhelando sus tonterías vacías. No hay nada más sano para nuestra relación con Dios que buscar la plenitud y la investidura del poder del Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo es Dios, y Él es el que nos guía a toda la verdad, nos abre los ojos a la realidad espiritual, y nos da vida.

El énfasis que le pone Lutero al credo de Pablo (Rom. 8:1-16; Gal. 5:16-25; Efes. 3:16-19, 5:17) nos ayuda a entender la realidad que no luchamos contra sangre y carne, pero contra potestades espirituales de las tinieblas que constantemente acechan al creyente en todo frente. La batalla por la fe se pelea continuamente, y es por eso que necesitamos la luz e iluminación del Espíritu Santo para percibir claramente la lucha en la que nos encontramos.

Como el personaje de Susan en el libro de C.S. Lewis, El león, la bruja, y el guardarropas donde se traslada de un mundo a otro, un mundo que ella no sabía existía, donde sus ojos se le abren a una realidad que ella antes no conocía, de la misma manera Lutero mismo dice que el entró al paraíso de la gracia de Dios cuando el Espíritu Santo le abrió sus ojos a la Palabra, al declarar: “Fui nacido de nuevo por puertas del paraíso y toda la Escritura cobró nuevo significado”. Él finalmente comprendió que Cristo había pagado por todos sus pecados una vez y para siempre en la cruz del Calvario.

La claridad que tenía Lutero de la obra terminada de Cristo y su postura contra los errores de la iglesia católica (respecto a las indulgencias y las reliquias, por ejemplo), avivaron las llamas de la reforma. Porque tantos a través del continente europeo estaban ya sumamente hartos de los abusos teológicos y la codicia obvia que estaba ocurriendo dentro del catolicismo, cuando Lutero comenzó a expresar con palabras agudas y nítidas la gracia libremente ofrecida a través de la obra terminada de Cristo, y cuando el también reprendió directamente a la iglesia católica por los abusos que llevaba a cabo, el movimiento de reforma se propagó como reguero de pólvora, causando que muchos regresen a la verdad de la Palabra de Dios y a una relación verdadera con Cristo.

Los estudiantes universitarios tomaron estos escritos y comenzaron a copiarlos en la imprenta que hacía poco tiempo había sido inventada (haga clic aquí para aprender más sobre la imprenta de Gutenberg,) difundiéndolos a través de toda Europa, lo cual desarrolló un movimiento que se esparció a través de las naciones, e incluso más adelante afectó la formación de una nación que se llamaría los Estados Unidos.

Una de las personas que fue impactada por las enseñanzas y la predicación de Lutero fue Ulrich Zwingli en Suiza, aparte de sus contemporáneos Heinrich Bullinger y William Farrel.

Zwingli, que era un sacerdote católico al igual que Lutero, se sentía grandemente decepcionado por el catolicismo y no se sentía capaz de vivir bajo las exigencias del celibato (como muchos de los curas de los que hablan nuestros noticieros de hoy.) Zwingli más tarde, al igual que Lutero, le dio la espalda a esta idea poco realista y se casó. Fue influido por los escristos de Lutero desde el principio, se convirtió a Cristo y comenzó a diseminar los escritos de Lutero en Suiza.

Al pasar el tiempo Zwingli comenzó a dirigir la reforma en Zurich e impactó la región al enseñar sobre la gracia de Dios y al enfrentar los abusos y errores del catolicismo. (Por el hecho de que eran ex curas, todos estos hombres conocían íntimamente el daño causado por tales errores.) Lutero y Zwingli, junto con otros reformadores, enfatizaban la autoridad de la Biblia por sobre todas las enseñanzas de los hombres que eran tan comunes en la religión establecida.

Zwingli también le brindó gran entendimiento al proceso de quebrantamiento que uno pasa al aprender a depender de la cruz de Cristo. La fe y la gracia surgen “cuando uno deja de confiar en sí mismo y confía completamente en Cristo solamente”. La salvación es captada y madurada cuando “el hombre se rinde y se postra delante de la misericordia de Dios solamente”. A menos que uno pare de fijarse en si mismo y sus propias obras “dejará de conocer las profundidades de la gracia que él nos ofrece”. A pesar de que Lutero y Zwingli tenían sus diferencias en algunos detalles, en las cosas fundamentales estaban completamente de acuerdo: por fe mediante la gracia solamente, nada más ni nada menos, es como uno recibe el gran regalo del perdón y la misericordia que Dios nos ofrece en su Hijo Jesucristo.

Este fundamento bíblico esencial compartido por todos los reformadores, se convirtió en la piedra angular de los avivamientos posteriores de Herrnhutt en Alemania, de Inglaterra, y de las colonias americanas. Avivamientos que, por haber tenido una base bíblica sólida, perduraron, florecieren, y difundieron el evangelio, a diferencia de tantos de los tales llamados avivamientos actuales que surgen rápidamente y se concentran más en un individuo y su personalidad y que mueren y desaparecen tan rápido como nacieron.

Zwingli además influyó a muchos más en su región y se unieron a la reforma también, y estos reformadores tales como Bullinger y Farrel, se esforzaron en ayudar a los pobres y trajeron reformas no solo a la iglesia pero a los medios sociales también. Bullinger hizo que Zurich se convirtiera en un lugar de refugio para los cristianos perseguidos por la iglesia católica que estaban huyendo la hoguera, especialmente otros luteranos como él. Farrel era un predicar incendioso que levantó a varios predicadores jóvenes y los envió a alcanzar a otros con el evangelio de gracia, además de ayudar a los pobres y a los enfermos. Él también fue un personaje que brillaba con la luz de Cristo y hasta les extendió la mano de amistad a los valdenses, un grupo que había sido perseguido siglos antes y se había refugiado en Suiza.

Este simple regreso a los fundamentos del Nuevo Testamento y a la enseñanza central de la obra de cristo en la cruz y de la gracia que libremente nos ofrece, sacudió no sólo esas regiones, pero también las naciones. Como hasta la revista Life lo declara, Lutero y su influencia permanecen como uno de los tres eventos más importantes del último milenio.

Pronto estaré compartiendo con ustedes la historia de un encuentro divino radical que describe como realizamos este video de Zwingli. ¡No se lo pierdan!

Saturday, April 10, 2010

Lecciones de un guerrero viajero


Si no tuvieron la oportunidad de escucharnos en vivo en KPRZ cuando entrevistamos a Laetitia Gotte, una misionera francesa que trabaja en Rumania con los niños de la calle que literalmente viven en las cloacas de la ciudad de Bucarest, puede escucharla por Internet al hacer clic aquí. Fíjese que también tenemos más de 100 programas disponibles en iTunes, todos gratuitos. Además, mire nuestra Cronología de la Historia del Cristianismo, que le dará un panorama cronológico de los diferentes sucesos históricos y de personajes claves. No estamos hablando aquí de un grupo de hombres muertos nomás, pero de una historia verdaderamente viva donde involucramos la perspectiva del Espíritu Santo.

Aunque nosotros mismos somos de Estados Unidos y Laetitia y sus compañeros son de Francia, de alguna manera nos hallamos encaminados todos juntos en un viaje que cubriría más de 6000 km., atravesando varios países en particular en Europa del Este, en un pequeño Volkswagen Golf donde íbamos como sardinas en lata, con valijas, ropa y cosas amontonadas hasta el techo. Habíamos estado viajando día y noche ya por varias semanas y sin descanso, intentando dormir en algunas de las circunstancias más difíciles que uno se pueda imaginar, pero igual seguimos todos amigos.

Al llevarla a predicar y ministrar junto con nosotros, y al realizar la entrevista en la radio con ella cuando Laetitia nos visitó aquí en California, nos acordábamos de las muchas aventuras que tuvimos todos juntos en ese viaje misionero tan arduo y emocionante.

Un recuerdo en particular fue de una noche que fue especialmente dura. Ya habíamos estado viajando en el autito ese día más de 8 horas, atravesando los montes de Rumania y descendiendo hacia las llanuras de Hungría, cuando finalmente paramos por el Lago Balatón para descansar un rato. Después de todas esas horas de viaje, yo ya estaba harto de estar sentado todo apretujado en el pequeño coche, especialmente dado el hecho de que ya habíamos estado viajando de esa manera por un par de semanas. Y aun, después de comer algo y caminar un ratito, nos subimos nuevamente al coche y emprendimos camino tan apretujados cómo habíamos estado antes.

Diez horas más tarde, después de haber pasado a través de Eslovenia y cruzado la frontera hacia Italia, nos hallamos en grandes aprietos. El reloj ya estaba por marcar las dos de la mañana y no encontrábamos donde pasar la noche. Resulta que sin saberlo, habíamos decidido arribar en unas de las zonas más turísticas de Europa durante la temporada alta cuando por supuesto todo ya estaba lleno.

A nadie dentro del coche le quedaban fuerzas para seguir conduciendo, y, sin otra alternativa fue que entonces decidimos pasar la noche en uno de los lugares más inhospítos, una parada de camiones. No sólo había luces encandilantes que brillaban sin cesar, dándole al lugar el aspecto de una parada de revisión aduanal, sino también el alboroto de los camiones que entraban y salían, entraban y salían toda la noche sin parar. Eso, junto con el hecho de que cada camión parado tenía su propio generador prendido y rugiendo, me hizo sentir como que estaba tratando de dormir en medio de una pista de aterrizaje o algo por el estilo, el lugar más indicado para tratar de hallar unas pocas horas de descanso.

Ya había estado dentro de ese coche 10 horas más de las que pensaba que podría aguantar, y no me agradaba mucho el hecho de que era aquí donde íbamos a pasar la noche. Ya estábamos agotados por la falta de sueño las noches anteriores, y suele ser en estos momentos en medio de estos viajes cuando Dios nos enseña algunas de las lecciones más importantes.

Lo último fue cuando el hermano de Laetitia que era el que estaba conduciendo cuando paramos, agotado y sin más fuerzas, bajó su asiento sobre mis piernas, dejándome sin espacio para acomodarme y dormir. Fue en ese momento cuando mi carne y alma fueron estirados al máximo.

—Ya he pasado 18 horas en este auto y no voy a pasar un minuto más apretujado así, —protesté entre los ronquidos de los demás. Me bajé del coche y me acosté sobre la vereda. Duré unos pocos segundos sobre ese cemento y supe que esto no era nada mejor.

Finalmente me fijé que había un poquito de césped al fondo de la parada y caminé hacia allá. Me hice una cama con unas toallas y mantas que tenía y me acosté a dormir.

Seguro que esta no era una buena idea, estar acostado ahí sobre el césped en medio de una parada de camiones en el extranjero. Pero por lo menos la superficie era lisa, blanda y no era el auto; eso era lo único que me importaba en ese momento.

Bajé la cabeza en agotamiento sobre unas toallas y dije, —Señor, ¿que nos estás haciendo aquí? —

En ese momento me acordé de un dicho de unos guerreros de nuestra época llamados los Navy Seals quienes enseñan en su entrenamiento militar intensivo: “Puedes aguantar diez veces más de lo que te dice tu mente y lo que piensas que puedes.” En mi situación, yo había aguantado diez horas más de lo que pensaba que podía ese día y el Señor me lo recordó. El Señor me había dirigido a leer algunas de sus cosas para prepararme para algunas de las privaciones inevitables que suelen ocurrir en viajes misioneros en estas localidades lejanas y salvajes, y ahora todo esto lo estaba aplicando directamente a mí situación.

El Señor entonces me habló: —Eres un guerrero y no sólo vas a aguantar esto pero vas a crecer a través de esta situación.— Y de repente sentí la gloriosa presencia de Dios que ordenaba a unos ángeles guerreros a tomar guardia alrededor mío. Pude sentir la presencia asombrosa de Dios de una forma excepcional y la presencia de sus ángeles guerreros, y finalmente caí en un sueño profundo y pude descansar bien.

A pesar de que solo fueron unas pocas horas de descanso, de repente ya era la mañana y y la hora de despertar. Nos tomamos unos ricos cafecitos italianos y nos emprendimos viaje hacia la famosa ciudad de Venecia que justo se encontraba muy cerca de allí.

Al caminar por la ciudad de Venecia esa mañana, disfrutando de las vistas y sonidos de la famosa ciudad sobre el agua, me pregunté, “¿De dónde cobré las fuerzas para andar toda la mañana después de la noche que pasamos?” Y fui recordado una vez más, “Puedes aguantar diez veces más de lo que piensas que puedes.”

Perseverar y perdurar a través de pruebas y tribulaciones es algo que fácilmente olvidamos en el cristianismo superficial de nuestra cultura moderna. A veces necesitamos recordar que personas como Pablo el apóstol sufrieron todo tipo de privaciones por la causa de predicar el evangelio. El tuvo que aprender a perseverar, como nosotros lo debemos hacer, y perdurar a través de todo tipo de pruebas y tribulaciones para entonces llegar al lugar donde ciertamente nuestras pruebas se convierten en oro.

Thursday, April 1, 2010

Reflexiones de Semana Santa



Uno de los juicios más dramáticos de la historia se desarrolló cuando el hijo de un carpintero se paró delante de un hijo del glorioso Imperio Romano. Pilato, sorprendido por la denuncia levantada en contra del mismo Rey de Gloria, no llegó a percatarse de la verdadera gloria delante de él, si no que asintió a que el Hijo de Dios sea crucificado como delincuente común, a pesar de que Pilato lo había declarado inocente tres veces de todo cargo .

  • [Pilato] salió otra vez a ver a los judíos. —Yo no encuentro que éste sea culpable de nada —declaró—. (Juan 18:38)
  • Pilato volvió a salir. —Aquí lo tienen —dijo a los judíos—. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada. (Juan 19:4)
  • —Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —replicó Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada. (Juan 19:6)
Cómo puede ser que un gobernador romano, cuya palabra es ley, pueda haber igualmente permitido que alguien, y mucho menos Jesucristo famoso por sus sanidades y por ayudar a los enfermos y a los despreciados, sea crucificado, cuando él mismo acababa de declarar inequívocamente tres veces que no era culpable de nada, es uno de los enigmas más grandes de la historia.

La respuesta a tales circunstancias enigmáticas y desconcertantes se encuentra en las mismas palabras de Jesús: «Entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla.» (Juan 10:17-18)

Cristo entregó su vida para que podamos recibir perdón, redención y vida. Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios. (2 Corintios 5:21) ¡La verdadera redención, misericordia y gracia se encuentran sólo en Él!

(Para aprender más: En este juicio dramático de Jesús delante de Pilato vemos lo desconcertante que es el estado del ser humano: Creado a la imagen de Dios pero tan atado al pecado que debe ser redimido de este estado caído. Por eso es que la cruz es absolutamente necesaria para nuestra salvación, dado a que nuestra depravación es completa. Pero gloria a Dios, Jesús ha venido a pagar el precio para que nosotros podamos ser liberados y recibamos vida--escuche un mensaje que trata este tema a fondo).